Bretaña
Tierra medievalBretaña, una tierra verde llena de pueblos con aspecto medieval, grandes fortalezas, costas invadidas por inmensas mareas y bosques mágicos que albergan miles de fábulas e historias.
El clima occidental predominante hace de esta tierra un lugar con temperaturas suaves, abundate lluvia y brumas que hacen del paisaje un lugar hermoso y mágico.
Dividida en 4 departamentos: Finistère, Cotes d’Armor, Morbihan e Ille et Vilaine esconde numerosos rincones para descubrir, disfrutar y sobretodo para fotografiar. En primer lugar, propongo un recorrido para hacer en 5-6 días por 3 de estos 4 departamentos.
El recorrido circular, ideal para hacer en coche, empieza y termina en Rennes. En mi caso, al disponer solamente de 4 días, tuvimos que suprimir el recorrido costero de Saint-Malo y Dinan.
Primer día:
Vuelo a Rennes y coger el coche para poner rumbo a Vitre. Durante el camino, siempre que no se tenga prisa, aconsejo ir por las carreteras comarcales y no por la autopista, ya que se pasa por numerosos pueblos de estilo medieval muy bonitos.
Vitre, la que fue residencia de los duques de Bretaña, es uno de los rincones más hermosos de Francia. Una ciudad muy bien conservada que invita a disfrutar de sus calles empedradas y sus edificios medievales. Destacan un imponente castillo y una hermosa iglesia gótica.
El castillo, en la parte alta de la ciudad, tiene un horario de 10h a 18h y un coste de 4€. Nosotros sólo pudimos entrar a la plaza del castillo (gratuitamente) ya que cuando llegamos la oficina estaba cerrada. Después es recomendable pasar por la Iglesia y disfrutar de los rincones de la ciudad. Y si entra el hambre, podéis comer en los numeros restaurantes que hay o disfrutar de una Boulangerie, si se os ha ido la hora, como nos pasó a nosotros.
Despúes de disfrutar de esta hermosa ciudad, cogimos el coche de nuevo para poner rumbo a Fougeres, la mayor fortaleza de Europa. Es una ciudad mucho más grande que Vitre y requiere tiempo para visitarla (medio día sería lo ideal, si soís de los que no váis con prisa). En nuestro caso el tiempo se nos echó encima y llegamos sobre las 5 pm, lo que nos impidió visitar el castillo por dentro. Pero sí disfrutamos de sus murallas y de un atardecer increíble desde el parque de la iglesia en una de las zonas elevadas de la ciudad.
Sin lugar a dudas es una parada obligatoria en tu viaje por Bretaña. Lo más característico son las 13 torres y los jardines que conforman la fortaleza. El casco antiguo está lleno de tiendas y cafés con menos encanto que Vitre, pero conservando la esencia medieval característica de la zona.
Para fotografiar el atardecer hay que ir al parque que está en la iglesia de Saint-Leonard. Después, ya es situarse y disfrutar.
Una vez terminada la visita a Fougeres, pusimos rumbo a Mont Saint Michel para disfrutarlo como se merecía al día siguiente.
Segundo día:
Mont Saint-michel, un lugar de cuento que merece un día completo para disfrutarse o incluso un par de días, si amas la fotografía y quieres sacarle todo el partido. Por eso le he dedicado una entrada en exclusiva. Sólo mencionar que el monte está en zona normanda, no bretona.
Tercer día:
Dejando Mont Saint-Michel y siguiendo la costa esmeralda nos encontramos con Saint Malo una ciudad rodeada de murallas, con playas y uno de los puertos más bonitos de Francia. Un lugar donde disfrutar de su gastronomía, su gente y del mar. Al otro lado del río Rance encontramos Dinard, una ciudad, cuya época de explendor llegó a mediados del siglo XIX, donde se construyeron grandes villas por parte de la alta sociedad inglesa, la cual disfrutaba de sus vacaciones en esta parte de la costa Francesa. Dinard pasó de ser un pueblo de pescadores a una glamurosa ciudad por iniciativa del conde Rochaid Dahdah.
Continuando por el río Rance nos encontramos con Dinan, una importante ciudad comercial en la que curtidores, artesanos y otros numerosos maestros inundaban sus calles en los siglos XIV y XVIII.
No me extiendo más en estas ciudades debido a que no las pude visitar por falta de tiempo, pero podéis visitar los enlaces para ver imágenes y conseguir más contenido. Ya tengo una excusa para volver.
Cuarto día:
Siguiente parada, el bosque misterioso y encantado de Brocelianda. Donde nació la leyenda del rey Arturo, hogar de personajes como el hada Viviana o el mago Merlín.
En la oficina de turismo de Brocelianda, en Paimpon, te enseñan numerosas rutas que se pueden hacer en el vasto bosque de los alrededores. Visitar la tumba de Merlín, el Estanque de las Hadas, los Árboles Milenarios o el Camino de Morgana son algunas de las numerosas rutas que podemos encontar.
Antes de coger el coche para ir a la ruta elegida podéis tomar una cerveza Lancelot en alguna de las terrazas que hay en la zona. Muy agradables para hacer un descanso en nuestro viaje.
El bosque de Brocelianda es un lugar hermoso para dejar por un momento de lado castillos e historias medievales, y disfrutar de una naturaleza repleta de leyendas y magia.
Después de un agradable paseo nos adentramos en el medievo de nuevo, en Josselin. Una ciudad pequeña a orillas del río Oust con un imponente castillo de estilo gótico. Perteneciente a una de las familias más antiguas de Bretaña, los Rohan.
Se pueden admirar las numerosas casas medievales constuidas en madera y pizarra. La más antigua data de 1538. Además, podéis visitar la basílica de Notre-Dame du Roncier y contemplar sus gárgolas.
Situada al lado del río “La Creperie La marine” es un lugar ideal para apaciguar el apetito con unos creps riquísimos y a buen precio.
Quinto día:
Este día, dependiendo del tiempo que se tenga antes de coger el avión, se puede dedicar a visitar Rennes (en 2-3 horas puedes ver el casco antiguo y el Parc du Thabor) o si se coge tarde el avión y se madruga, se puede ir de Josselin a Vannes (a 50 min) una ciudad con mucho más encanto que Rennes y que se recorre en 3 horas, y llegar en hora al aeropuerto de Rennes por la tarde.
Todo esto dependiendo del tiempo del que dispongáis este día. Nosotros optamos por Rennes porque apenas teníamos 4 horas y tengo que decir que a mi la ciudad no me gustó. Seguramente afectó que fuera domingo, estuviera casi todo cerrado, en obras y sin mucha vida en la ciudad, la cual parecía muy gris.
Lo primero que hicimos fue ir a la oficina de turismo que se encuentra en la Capilla Saint-Yves. De ahí fuimos a la Catedral Saint-Pierre, visitamos las Puertas Mordelesas, la Plaza de Lices, donde visitamos un mercado de segunda mano, el Parlamento de Bretaña, la Casa Consistorial, la Ópera y el Parque de Thabor. El coche lo aparcamos en un parking de un mercado marcado con el circulo rojo en el mapa de abajo.
Con la visita a Rennes se acababa el viaje por esta parte de Bretaña. Con ganas de volver y conocer el departamento de Finisterre.
La bretaña francesa esconde muchos rincones y se merece muchos más días para disfrutarla.
A continuación, os dejo un vídeo con fragmentos del viaje. La calidad es regulera, ya que grababa fragmentos con el móvil a pulso, pero para próximos viajes me haré con una cámara y estabilizador para este cometido.
¡Gracias por visitarme y, si te gusta, comparte!
Me ha encantado el post, tengo pendiente la visita a esta región desde hace años, una amiga vive muy cerca y ya no se cuantas veces me lo ha dicho. Me encantan las fotos, sobre todo la del atarceder desde la iglesia de Sant Leonard, impresionante
La verdad que a mí me sorprendió gratamente. Merece la pena el viaje sin lugar a dudas. Es una zona muy bonita. Gracias por el comentario
Cuanto más leemos sobre la Bretaña Francesa, más ganas tenemos de ir… Además, visitar Mont Saint Michel es uno de nuestros sueños viajeros pendientes de cumplir.
Seguiremos tu consejo y reservaremos suficientes días para poder hacer esta
ruta circular con tranquilidad y por carreteras secundarias.
Saludos.
Mont Saint Michel es impresionante. Verla entre la niebla es increíble. Sin duda tenéis que ir 😉
Un recorrido bien aprovechado, me encanatan las ciudades de cuento y medievales que parce que viajas en el tiempo. Este post me ha recordado a que me suele pasar encontrarme los lugares cerrados. El Saint Michael GUAU!! es precioso aunque el bosque es espectacular